sábado, 30 de agosto de 2008

Capítulo 4 - de Zermatt a Interlaken

Al final, este día resulto ser un de los más bonitos del viaje. La carretera de Zermatt al glaciar del Ródano es preciosa, y que decir del propio glaciar, con una cueva excavada en el hielo, el Grimselpass, las gargantas del Ares y por fin el valle de Lauterbrunnen. En fin una jornada agotadora pero que mereció la pena.



Subiendo al Furka



Salimos del camping de Tasch sobre las diez de la mañana, no teníamos muy claro si ir directamente a Interlaken utilizando el tren que te lleva a Kandersteg, como habíamos leído en algunos relatos, o ir por carretera y ver el Furkapass y el Grimselpass. Los amigos que conocimos en el camping nos sacaron de dudas, debíamos ir por carretera para ver el glaciar del Ródano y el grimselpass, pero no debíamos seguir al Furkapass, ya que la carretera es un poco peligrosa. Y eso hicimos.





Vista desde el Furka




La carretera desde Zermatt hasta Belvedere, donde está el Glaciar, esta bastante bien y además permite disfrutar de unos paisajes increíbles. Poco antes de comenzar la subida al Furka, está el pueblo de Gletsch , donde la carretera se bifurca, para ir al Furkapass o al Grimselpass. Nosotros continuamos hacia el hotel Belvedere, donde se encuentra el Glaciar del Ródano. Hay un pequeño parking y una tienda de recuerdos. Para poder entrar al Glaciar y a la cueva de hielo, hay que pagar unos 50 centimos de franco por persona. La verdad es que impresiona ver tal cantidad de hielo acumulado y como no deja de salir agua para dar vida al río. La cueva esta excavada en el propio hielo del glaciar y aunque resulta algo claustrofóbico, merece la pena entrar, eso si , hay que abrigarse bien por que hace mucho frío.




El glaciar del Rodano


La cueva de hielo





La subida al Furka

Todavía impresionados por la visión del nacimiento del Ródano, bajamos de nuevo a Gletsch para comenzar la subida al Grimselpass. La carretera de subida tiene mucha pendiente y las curvas son de 180º, pero es lo suficientemente ancha para no pasar apuros. A medida que subíamos comenzó a aparecer una espesa niebla y a lloviznar, lo que nos impidió observar el paisaje con claridad. En lo alto del puerto esta el Hotel Grimselblick y un area de AC ( por lo menos vimos la señal que lo indicaba), además de un pequeño lago artificial llamado Grimselsee que abastece de agua una presa que hay más abajo y al rio Aare.





La subida al Grimsel Pass





A partir de este punto, la carretera es una continua pendiente descendente que va a parar a Meiringen Algunos kilómetros antes de llegar a Meiringen, está las Gargantas del Aare, donde merece la pena hacer un parada para visitarlas. La entrada no es excesivamente cara y la visita dura más o menos 1 hora ida y vuelta. El recorrido se hace por una pasarela artificial que va pegada a lado derecho de la garganta, y permite admirar la fuerza con la que baja el agua del río. Es bueno llevar el chubasquero y el paraguas para no acabar empapado.




La garganta del Aare


Después fuimos directamente al camping Jungfrau en Lauterbrunnen para descansar. Esta situado en el valle del mismo nombre, en un sitio espectacular rodeado de cascadas y con unas vistas preciosas. Es de primera categoría y el precio no es muy elevado ( 27€/día los cuatro) . No dieron una parcela pegada al río, en una zona específica para autocaravanas. La verdad que es el sitio merece la pena por el entorno en que esta situado y por la tranquilidad que se respira.

Esa noche nos acostamos temprano para abordar la excursión del día siguiente con energías renovadas : la subida al Jungfrau. (además la previsión del tiempo era buena)


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